Desde la banca un entrenador poco puede hacer para evitar la derrota de su equipo, tal vez ordenar una táctica diferente, pedir un tiempo fuera o mandar una marcación especial, sin embargo, la adrenalina se apoderó de Gunnar Prokop, técnico del equipo de balonmano austriaco, Hypo Niederösterreich, quien decidió detener él mismo a una jugadora rival.
Y es que, cuando restaban pocos segundos para terminar el partido, y con el marcador empatado 27-27, las austriacas atacaban, sin embargo, perdieron el balón, la portera francesa sacó rápido y el contraataque prometía terminar en anotación, por lo que el estratega invadió el campo, abrazó a Svetlana Ognjenovic y acabó con el peligro.
Tras la acción, el árbitro detuvo el partido, marcó falta y le mostró la tarjeta roja al técnico, quien no podía ocultar su sonrisa mientras se dirigía a los vestidores. Se otorgó tiro libre, mismo que las francesas cobraron, pero su disparo final terminó en el travesaño de la meta del Hypo Niederösterreich, que rescató la igualada.
"Antes de perder el juego, debía arriesgarme a la tarjeta roja. Tácticamente fue correcto y no hubo riesgo de lesionar a la jugadora", expresó Prokop después del encuentro.
Sin embargo, debido a la muestra de poca deportividad que mostró el estratega, la Federación Europea de Balonmano (EHF), a través del tribunal de arbitraje, abrió un proceso disciplinario en su contra, y los resultados del mismo se darán a conocer el 8 de noviembre.
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